El nombre que nace
Que pide permiso para envejecer,
Es una señalética que come a las costillas de nuestro país.
Cuyas horas huidas flanquean derechamente la culpa.
Desea irse, matarse, comprender, llamar, ser mejor que el dolor.
El nombre que dice del hombre,
De su infancia incómoda,
Del alba mojada, compases resucitados y cuesta abajo,
Mantiene pie firme en las manos ásperas del obrero.