Y yo que te iba
a vender
todito mi corazón vinagre,
Y tu que lo extraviaste,
Para echarle culpa
y pebre,
y se lo ofreciste
a un mundo rechucha,
que nos tocó vivir.
Letras con pretensiones eróticas y políticas, aptas para personas con grados graves de psicopatología; aunque idiotas normalistas son bienvenidos. Se admiten fatales, golondrinas, inútiles, ebrios, moralmente ultrajados y todo adefesio que practique el odio deportivo. El ebrio que escribe se reserva el derecho de leerse eternamente a si mismo.